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Foto del escritortania molina

Chile se levanta 

Actualizado: 31 oct 2019

Miles de ciudadanos salen a las calles a protestar en contra del gobierno de Piñera


Ángel Arguello López

CDMX 28/10/2019


Chile está en llamas. Nubes de humo se ciernen sobre la capital Santiago, las barricadas arden, huele a plástico quemado y a gas lacrimógeno. Tambores, silbatos y ollas hacen ruido por toda la ciudad con los llamados "cacerolazos". Miles de personas se reunieron en Plaza Italia para protestar. "Chile despertó" cantan los ciudadanos con toda la fuerza de sus pulmones.

Especialmente muchos jóvenes se han reunido en distintas partes del país. Ellos son los que iniciaron la ola de protestas. Todo comenzó a principios de octubre debido al aumento de las tarifas del metro de 800 a 830 pesos. Los estudiantes llamaron a la evasión colectiva de las tarifas.

En pocos días las protestas se extendieron a todas las estaciones del metro, luego a toda la ciudad y finalmente a todo el país. Los precios de los boletos han sido un problema desde hace mucho tiempo.

"No estamos protestando sólo por el metro. La gente está harta de los bajos salarios y pensiones, las altas tasas de matrícula y seguro médico", dice Fernanda, estudiante chilena de 25 años. "No entiendo por qué el gobierno envió a los militares a las calles cuando supuestamente vivimos en una democracia".

En las protestas se descarga la ira de la población acumulada durante décadas. El sistema económico neoliberal, que se originó en la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y fue posteriormente administrado por gobiernos democráticos, ha ampliado la brecha entre ricos y pobres. La electricidad, el agua, la educación, la salud y los sistemas de pensiones han sido privatizados.

Chile es uno de los países con mayor desigualdad social en el mundo, un 1% de la población concentra casi un tercio de su riqueza. La mitad de la población chilena gana menos de 400.000 pesos mensuales.

La mayoría de la población gasta alrededor del 10% de su salario mensual en el transporte para ir a trabajar y volver a casa. Muchos estudiantes tienen que endeudarse para pagar su universidad. "No se trata de 30 pesos sino de 30 años", es uno de los gritos de protesta.

Cuando el presidente Piñera declaró el estado de emergencia y envió a los militares a controlar las protestas, hubo una ruptura final entre los manifestantes y el gobierno. El toque de queda siguió. Éstas medidas se tomaron por última vez en Chile en 1987 durante la dictadura militar de Pinochet. Mientras tanto, el gobierno ha declarado el estado de emergencia y ha impuesto toques de queda en casi todas las regiones del país. 9,500 soldados patrullan las calles con vehículos blindados.

Las protestas en Plaza Italia son pacíficas, se puede sentir un fuerte sentido de solidaridad y optimismo. Al mismo tiempo, hay una fuerte tensión, porque la policía y los militares intentan una y otra vez dispersar a la multitud con gas lacrimógeno y cañones de agua. Helicópteros militares circulan sobre la multitud.

Los observadores de derechos humanos en Chile están preocupados por la violencia utilizada por la policía y el personal militar contra los manifestantes. Cada vez más videos de jóvenes con heridas de bala circulan por las redes sociales. Varias personas fueron atropelladas por vehículos blindados.

Según cifras del Instituto Nacional de Derechos Humanos, actualmente hay 13 muertos, 83 heridos por armas de fuego policiales y militares y 1,420 detenidos. Más de 100 de los detenidos son menores de edad. El instituto también ha registrado 12 cargos de tortura y numerosos cargos de mujeres obligadas a desnudarse y acosadas sexualmente.

El gobierno de Sebastián Piñera, por su parte, sigue tratando de presentar a los manifestantes como enemigos peligrosos. Los canales de televisión chilenos ayudan mostrando casi exclusivamente imágenes de devastación, incendios y saqueos de supermercados. Piñera dijo por televisión: "Estamos en guerra con un enemigo poderoso".

"El gobierno necesita saber que no lo olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos. Los militares en las calles muestran que su única función es defender los intereses del capital y mantener un sistema del que unos pocos se benefician y muchos sacrifican sus vidas y su dignidad" manifestaron los ciudadanos.


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